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No importaba a donde viera, todo el mundo tenía a alguien. La música era lenta, perfecta para el momento, pero no para mi momento. El baile ya tenía varios minutos que había comenzado y yo seguía ahí sentado, sólo, esperando algo. No estaba seguro que esperaba, solo tenía una sensación de que si no estaba ahí en el momento adecuado, perdería una valiosa oportunidad. ¿Amor tal vez? No, esto no se trataba de amor. La vida me trataba bien, no era amor lo que buscaba en este lugar.

Me arrepentiré de esto” - Pensé mientras me levantaba para ir por aire fresco lejos de toda esta multitud. “Si claro, aire fresco” - me dije a mi mismo mientras tomaba un cigarrillo del bolso de mi amiga.

Si esta sensación de espera no siguiera tan latente en mi corazón me hubiese ido hace horas pero no podía irme, no así al menos, la culpa no me dejaría vivir si no me daba la oportunidad de descubrir que me quería decir mi instinto.

Pero ¿Qué podría yo desear en este lugar? Una oportunidad, eso era seguro pero ¿Oportunidad para qué? ¿Un mejor empleo? ¿Un aprendizaje? ¿Una sensación de felicidad? Yo soy feliz, tal vez no seré el hombre más feliz del mundo pero no soy para nada desdichado.

Regresé a mi silla dentro del salón. Volteé a ver a todas esas parejas bailando y entre todos esos abrazos pude ver una larga cabellera negra moverse junto con la música. Quedé hipnotizado. No pude resistirme. Tomé mi libreta, la abrí en una hoja en blanco y comencé a dibujar, comencé a escribir, comencé a inmortalizar ese momento.

Esto era lo que esperaba de esta noche. Un poco de inspiración que hace tiempo buscaba sin saber. Porque a fin de cuentas ¿Qué es un artista sin inspiración?

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