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Todo puede cambiar en un solo momento. Todo tu mundo. Todo tu universo. Todo tú. Un solo momento puede cambiarlo todo. Aprendemos esto a la mala.

¿Recuerdas aquella mentira que salió tan fácil de tus labios? ¿O tal vez has dicho tantas que no recuerdas de cuál te hablo? Aún en recuerdo se siente como si volviese a ocurrir.

Decidimos salir de la ciudad, querías estar conmigo a solas. Fuimos al bosque, detestas las playas. Acampamos. Disfrutamos la naturaleza por tres días. Solos tú y yo. Con cada hora que pasaba me sentí aún más conectada a ti. Aún recuerdo tu mirada, tan dulce, tan concentrada. Tan fría y cálida como solo tú puedes ser. No recuerdo haber dicho una sola palabra mientras estuvimos ahí. Recobré mi voz cuando estuvimos en nuestra cama de nuevo.

“Te amo” - Te dije

“Te amo” - respondiste

Tal vez te mostré un poco mi avaricia de amor cuando te pregunté si estarías conmigo toda mi vida pero necesitaba saber si estabas dispuesto a ello.

“Te prometo que jamás de abandonaré” me susurraste antes de besarme

Y ahora estoy aquí. Sola, enojada y deprimida. Sentada en la cocina con mi taza de café en la mano. En el lavabo aún está la taza que dejaste cuando partiste. No he tenido el valor para lavarla.

Me hiciste una promesa que no ibas a cumplir. Me mentiste sin saberlo. Me mentiste sin desearlo pero, al final, me mentiste. Saliste una mañana de esta cocina para nunca volver. Han pasado 4 semanas desde esa fatídica tarde. Recibí una llamada del Hospital Central, mi corazón latía salvajemente en mi pecho. No podía creerlo. No quería creerlo.

Me dijeron que tomaste el ascensor para salir del edificio donde trabajas. Ocurrió un terremoto mientras estuviste dentro. No hubo forma de evitarlo. No hubo forma de que cumplieras tu promesa.

Todo cambió en un solo momento.

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